Yucatán cuenta con un total de 952 investigadores, de los cuales 603 son hombres (63 por ciento) contra 349 mujeres (37 por ciento), conforme al Registro Estatal de Investigadores 2019 (REI), plataforma perteneciente a la Secretaría de Investigación, Innovación y Educación Superior de Yucatán (SIIES), número que supera la cifra del 28 por ciento de mujeres que se dedican a la investigación en el mundo.
La distribución de esos porcentajes varía enormemente conforme a la rama de conocimiento, así, el área de Biotecnología y Ciencias Agropecuarias registra 150 investigadores (72 por ciento) y 60 investigadoras (28 por ciento); las ingenierías arrojan cifras muy bajas en la rama femenina, ya que el 81 por ciento son investigadores (147 hombres), mientras que el 19 por ciento son mujeres (34 investigadoras).
La cifra se nivela bastante en Biología y Química con 56 por ciento de hombres (81 investigadores) y 44 por ciento de mujeres (66 investigadoras), donde las investigadoras superan a sus pares masculinos es en Humanidades y Ciencias de la Conducta, arrojando las cifras de 65 mujeres (52 por ciento) contra 60 hombres (48 por ciento).
Las Ciencias Sociales no muestran una brecha tan significativa con 54 mujeres (45 por ciento) y 64 hombres (55 por ciento), en tanto en Medicina y Ciencias de la Salud las mujeres aventajan a los hombres con un 60 por ciento (53 investigadoras) sobre un 40 por ciento (36 investigadores).
Sí se observa una gran diferencia en las llamadas ciencias duras, por lo que en el sector Física, Matemáticas y Ciencias de la Tierra, sólo 17 mujeres se dedican a la investigación (21 por ciento), mientras que la cifra alcanza a 65 en la rama varonil (79 por ciento).
“No veo tan mal estos números, teniendo en cuenta cómo venimos de otros años, porque se están haciendo programas que están funcionando”, afirma el investigador del Sistema Nacional de Investigadores Nivel 1, Oscar Sánchez Siordia, quien dirige el Centro de Investigación en Ciencias de Información Geoespacial (CentroGeo), integrado al sistema Conacyt, subsede Yucatán, que se ubica en el Parque Científico Tecnológico de Yucatán.
En el marco del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, Sánchez Siordia, quien tiene un doctorado en Tecnologías de la Información y Sistemas Informáticos por la Universidad Rey Juan Carlos de España, afirma que todos los programas gubernamentales que tratan de llegar a la equidad de género se pueden dividir en dos, los que son por imposición y los que son por formación, “los de imposición los vemos en política, pero la equidad por imposición no es equidad, es el reflejo de lo mal que estamos como sociedad, no se puede imponer que haya mujeres, hay que ver por qué no hay mujeres y ofrecer las condiciones para que participen”.
Sánchez Siordia cree en los programas que se están desarrollando en la actualidad, como el InspiraMás del SIIES, a través del cual las investigadoras del estado concurren a impartir pláticas a las escuelas preparatorias, específicamente para motivar a las adolescentes a interesarse por el área científica.
“Eso realmente es lo que se necesita, nosotros venimos de una sociedad muy machista; mi generación ha reducido mucho ese modelo, pero tampoco acaba de morir”, dice Sánchez.
El investigador señala que si en la casa están educando a las mujeres para atender al esposo, para hacer las cosas que la sociedad siempre ha impuesto a la mujer, “necesitan que alguien les diga que hay otro mundo, que hay una alternativa”, añade.
Asegura que en las comunidades más pobres es peor, pero las investigadoras “pueden sembrar esa semilla, esa cultura en ellas que la pueden tomar, que es viable y accesible”.
Las investigadoras se registran en la plataforma creada por CentroGeo y acceden a un mapa en donde pueden ver las escuelas disponibles para sus exposiciones, eligen su escuela, van y dan su charla, “no es obligación pero lo hacen, de hecho pasó algo muy bonito, sólo podían elegir un evento y de repente empezaron a llegar peticiones para más de una plática, por lo que abrimos la plataforma para que cada una pudiera elegir el número de pláticas que quisiera, y están yendo a escuelas en Mérida y también a comunidades”.
El investigador comenta que ahora quieren medir el impacto, pero es complicado, “por estas cuestiones de la sociedad en la que vivimos, que el compañero te molesta, que si a lo mejor llega la niña a su casa y dice quiero ser investigadora y le dicen, ‘tú no puedes hacer eso’, ese tipo de cosas contra las que tenemos que luchar pero debemos buscar la forma de cómo hacerlo”.
El coordinador de CentroGeo Yucatán opina que debemos asegurarnos que estos programas no se lleven a cabo durante sólo un sexenio, porque “la equidad no será equidad hasta que sea natural, que nadie lo vea raro, y creo que cuando pase eso vamos a poder empezar a fijarnos en otros problemas que ni siquiera podemos ver, porque tenemos un problema de género, estamos hablando de hombres y mujeres que no debería existir ninguna diferencia”.
Sánchez Siordia señala que no existe diferencia entre investigadores e investigadoras, “yo no podría hacer lo que ellas hacen, cada uno es experto en su área y ahí no importa el género”.
Expresa su admiración y respeto por las investigadores de sistemas socioecológicos de su entidad que deben salir al campo, a trabajar en comunidades con el peligro que ello conlleva. “Si vas y le das una plática a 50 niñas, y les enseñas que tu papá no te puede tocar, que tu familia no te puede tocar, o que pueden hacer esto o lograr esto otro, las investigadoras corren riesgo, porque al final están rompiendo una cultura que está vigente, entonces hay que hacerlo con cuidado, pero hay que hacerlo”, puntualiza.
“Veo en las cifras de investigación que vamos bien, pero aún hay mucho por hacer, y creo que con un buen programa, con un buen planteamiento a 10 años, podemos acabar de matar algo que no va a volver a renacer”, concluye.
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